sábado, 15 de febrero de 2014

ARQUEOMALACOLOGÍA EN EL POBLADO OBRERO DE TOLEDO (AVD. CORONEL BAEZA, 63): EL CONSUMO DE OSTRAS EN ÉPOCA VISIGODA

A comienzos del año 2012, procedimos al seguimiento del movimiento de tierras en un solar del conocido “Barrio del Poblado Obrero” de la ciudad de Toledo, íntimamente ligado su fundación a la Fábrica de Armas, y en zona de contacto con el Yacimiento Arqueológico de Vega Baja.

Localización del Nº 63 de la Avd. Coronel Baeza y restos documentados

Durante el control arqueológico del movimiento de las tierras para la nueva edificación, junto a la medianería oriental, se localizó una estructura muraria de mampostería, posiblemente islámica, que estaba asentada sobre niveles de desechos visigodos que, a su vez, estaban colmatando el interior de lo que identificamos como un fondo de cabaña de suelo rehundido, también de la misma cronología.



 

Detalle de los rellenos visigodos en el interior del "fondo de cabaña de suelo rehundido"

Durante estos trabajos, en el solar constatamos numerosas fases de ocupación antrópica que iban desde época visigoda hasta el momento actual. La primera, un “fondo de cabaña de suelo rehundido” de época visigoda, amortizado también en esta misma fase cultura con toda clase de desperdicios; la segunda, la construcción de un muro islámico sobre los antiguos niveles visigodos. El material cerámico de la primera estructura, y por consiguiente asociado a los restos de fauna, estaban encuadrados a lo largo del S. VI. En lo concerniente al material islámico, podemos adscribirlo fundamentalmente al S. XI. Las fases más modernas corresponderían al momento de edificación de los bloques de la Avenida de Coronel Baeza, a finales del S. XIX y, el posterior zanjeo que se haría hacia los años 50 del S. XX para la construcción del desagüe de la incipiente nueva área urbana de la Reconquista, que desembocaría en el río Tajo.

La peculiaridad de esta intervención fue, principalmente, la identificación del “fondo de cabaña de suelo rehundido” de época visigoda, posiblemente una de las primeras identificadas en la capital del reino. En cuanto a la segunda peculiaridad fue, la recuperación en un espacio de aproximadamente 2 m2 de excavación, de un total de 41 valvas completas (VC) de Ostra (Ostrea edulis) más otras 12 valvas fragmentadas (FV).

 
Proceso de excavación, detalle de una de las conchas in situ.

Más del 65% del material arqueológico recuperado corresponde a fauna, el 3% a Ostras.
Elemplares durante el proceso de excavación.

En ocasiones la localización de determinados elementos en excavaciones que, por lógica no deberían aparecer, plantea cuestiones que se deben desvelar, si las ostras son animales marinos ¿por qué aparecen aquí, en el centro peninsular? ¿Los visigodos continuaron el gusto romano de consumirlas? ¿Cómo las trajeron? ¿Por dónde? ¿Quiénes? ¿Cuando?...

No siempre es necesario un hallazgo espectacular de grandes edificios y o de pucheros llenos de tesoros, tan sólo la concentración de unas conchas o de unos pequeños huesos, pueden arrojar más información y luz que los primeros.

 
Ejemplar de valva izquierda de Ostra, con parte de la concha rota debido
al force para su apertura

La recuperación de estas conchas, nos están informando de primera mano, que su existencia ratifica el consumo de este producto marino; que ha existido un comercio del mismo y que, al ser un alimento de lujo, sólo una clase social podría permitirse el capricho de su adquisición y consumo, etc. Por lo consiguiente, al final, una insignificante concha marina nos puede dar noticias sobre élites sociales, rutas comerciales y florecimiento económico de un núcleo urbano.


Algunos ejemplares de las conchas recuperadas (Ostrea edulis)

Hasta la fecha, el saber a ciencia cierta de donde proceden y quienes las encargaron, es difícil vaticinar, aunque nos inclinamos por dos posibles rutas comerciales, la primera desde el área de Cartagena; mientras que la segunda sería desde algún punto de la costa malagueña.
Tal vez alguien relacionado con la nobleza goda de la ciudad de Toledo, durante algún momento del S. VI se diera el capricho del consumo de este alimento como signo de su posición socio-económica.

domingo, 2 de febrero de 2014

Herramientas del Arqueólogo- la Estratigrafía Arqueológica

Una de las herramientas fundamentales del arqueólogo es la Estratigrafía.

En realidad, se trata de una metodología de registro, que proviene del campo de la Geología, establecida por Charles Lyllel en sus "Principios de Geología". Así, la estratigrafía geológica analiza cada capa de terreno y su orden, para establecer cómo se formaron y en qué orden.


Estratos Geológicos en la N-430 Panoramio


Muy cerca de la ciudad, tenemos una maravilla geológica: Los Montes de Toledo. Aconsejamos ésta guía para quien le interese Geología de los Montes de Toledo

Sin embargo, en la Arqueología contamos con un elemento que no se da en la geología: la acción del hombre. Así, el hombre puede construir una cabaña, demolerla, emplear ese terreno para arar; sus descendientes pueden volver a construir sobre él, abandonarlo, etc. Como vemos, en un mismo espacio pueden suceder muchas más cosas que a nivel geológico.

Derivado de los principios de Lyllel, en 1979 un arqueólogo de Bermudas, Edward C. Harris, publicó sus "Principios de Estratigrafía Arqueológica" (desde su web podemos bajarnos la publicación en español en formato PDF- Principios de Estratigrafía Arqueológica). En dicha publicación se expone un método de registro para la excavación, por el cual, a cada distinta capa o estructura, denominada "estrato" o "unidad estratigráfica", se le asigna un número y se analiza respecto a las demás, para poder reconstruir la secuencia de cómo se formo el yacimiento y su cronología.

Una vez terminada la excavación y recogida la información de cada estrato, se forma una secuencia en forma de matriz, denominada "Matrix Harris", que reconstruye toda la historia de lo excavado. Para cada estrato, se rellena una Ficha en la que se recoge toda la documentación del mismo.

Ejemplo de Ficha de Unidad Estratigráfica


Éste método se rige por cuatro principios básicos:

1-      Ley de la superposición de estratos: Las capas más superiores serán más recientes que las más profundas o inferiores.

2-      Ley de la horizontalidad original: Los estratos se forman originalmente de forma horizontal.

3-      Ley de la continuidad original: cada depósito es en origen un conjunto informe, sin aristas divisorias ni cuadrículas realizadas para la clasificación del yacimiento.

4-      Ley de la sucesión estratigráfica: A cada estrato le sucede otro que corresponde con una etapa posterior en el tiempo.

Así, cuando realizamos una excavación arqueológica, vamos desmontando el yacimiento en una secuencia cronológica inversa: desde el presente hacia el pasado, por lo que la zona superior de la matriz será lo actual, y lo inferior, lo más antiguo.

Corte de excavación con los números de los estratos en el interior del Monasterio de San Clemente.
Matriz Harris de los estratos


¿Como datamos cada estrato?

En cada estrato se registra su composición, su posible formación e interpretación, qué materiales se han recogido y sobretodo, su relación con otros estratos. Así, podemos datarlo de dos formas:

- Por los materiales encontrados en el estrato: puede hacerse de forma absoluta (mediante Carbono 14, por ejemplo, que nos da una cronología muy aproximada) o relativa (si sale una moneda del siglo XV, sabemos que ése estrato se formó, como pronto, en el siglo XV, aunque puede ser posterior; en todo caso, nunca anterior!)

- En relación a otros estratos: si tengo un estrato sin materiales, que se sitúa sobre un estrato datado en el siglo XII (anterior), pero bajo uno datado en el siglo XV (posterior), podemos afirmar que su cronología oscila entre los siglos XIII-XIV.

Otras aplicaciones de la Estratigrafía Arqueológica

Muchas veces vemos la arqueología como algo relacionado con la excavación del subsuelo, pero no es así. El arqueólogo también estudia los edificios y su formación, y aquí también se aplica la estratigrafía.

El método de Lectura de Paramentos (paramento es la fábrica de un muro) o Estratigrafía Muraria, es una adaptación del método Harris realizada por los profesores de la Universidad de Siena R. Parenti y G. Brogiolo (en España fue introducido por Luis Caballero Zoreda y el CSIC) que considera el edificio como un documento histórico y un objeto con múltiples estratos, construido a lo largo del tiempo en un proceso de construcción, destrucción y reconstrucción y no en un momento único.El método trata de aislar cada una de las acciones constructivas o destructivas producidas en el edificio por causas naturales o artificiales, voluntarias o involuntarias, con aportación del material o sustracción del mismo que son identificadas e individualizadas en unidades estratigráficas.

Fachadas de la Plaza de Padilla y calle San Roman del Monasterio de San Clemente de Toledo. Fases constructivas en base a la lectura de paramentos.


Así, al igual que en la excavación arqueológica, podemos "leer" la historia de un edificio, identificando las partes originales, las reconstrucciones, las reformas, los añadidos, etc. En éste caso, la datación de cada elemento dependerá del tipo de fábrica empleada. Pero ésto, otro día!

Matrx Harris del Monasterio de Santa María de Óvila (Guadalajara), en la que se recogen todas las estructuras murarias principales y su relación. ¿Alguien se atreve con ella?